Título: UN SEXTO PRINCIPIO PARA EL «MANIFIESTO POR UNA PEDAGOGÍA POST-CRÍTICA»
Cita APA: Ayuste, A. y Trilla, J. (2005). “Pedagogías de la modernidad y discursos postmodernos sobre la educación” en Revista de Educación, núm. 336. pp. 219-248.
Palabras clave: pedagogía crítica; pedagogía post-crítica; emancipación; igualdad; diálogo.
RESUMEN
Este artículo pretende entrar en diálogo con el «Manifiesto por una pedagogía postcrítica» planteado por Naomi Hodgson, Joris Vlieghe, y Piotr Zamojski. Después de una breve introducción, dedicamos la mayor parte del artículo a ir comentando, a veces críticamente, cada uno de los cinco principios que exponen los autores para defender el giro de una pedagogía crítica a una pedagogía post-crítica. En la última parte del artículo, nos atrevemos a proponer y justificar un sexto principio que, según nuestro parecer enriquecería a ambas pedagogías: «Toda pedagogía crítica o post-crítica, por el mismo hecho de ser pedagogía antes que crítica o post-crítica, debería reconocer, explicitar y comprometerse con proyectos y prácticas educativas viables capaces de contribuir a la transformación de las realidades criticadas».
CONCLUSIÓN
En general, no vemos en el Manifiesto mucha continuidad entre la pedagogía crítica y la pedagogía pots-crítica. Más bien parece un intento de romper con los que han sido, hasta el momento, algunos de los elementos fundamentales propios de la pedagogía crítica. Por nuestra parte, pensamos que la pedagogía crítica tendría que revisar y corregir determinados aspectos, pero que el sentido y los fines de la misma continúan intactos. Uno de estos aspectos a corregir, como señala Kincheloe (2008, pp. 26-29), es el hecho de que la pedagogía crítica se ha podido convertir en un producto demasiado occidental, incapaz de incorporar a su tradición personas planteamientos de otros orígenes. Asimismo, el lenguaje que utiliza esta pedagogía resulta a veces demasiado teórico y abstracto, no siempre bien conectado con experiencias reales de estudiantes, educadores y movimientos sociales. La pedagogía crítica sigue presente en algunos debates académicos y aulas universitarias, pero no ha cristalizado como un discurso público capaz de interpelar a otros agentes sociales y educativos y comprometerlos con el cambio. Por todo ello, uno de los desafíos más prometedores de la pedagogía crítica actual tiene que ver con un ejercicio de traducción intercultural que, desde el reconocimiento de la diferencia, nos permita facilitar el diálogo entre diferentes contextos de opresión y resistencia y, al mismo tiempo, desarrollar alternativas más abarcadoras o capaces de hacer frente a modos distintos de dominación.
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